La violencia silenciada que aqueja a las mujeres palestinas

Cuando hablamos de conflictos bélicos, tanto los medios de comunicación como las redes sociales concentran sus esfuerzos en la forma más evidente de violencia: ataques directos y coordinados contra la población civil, que provocan muertes trágicas a gran escala. Sin embargo, son pocas las plataformas internacionales y organizaciones que ponen el foco en las violencias que afectan de manera desproporcionada a millones de mujeres y niñas: nos referimos a la violencia sexual como arma de guerra, las violaciones masivas para forzar los desplazamientos humanos, la esclavitud sexual, la mutilación genital, la esterilización forzada, la trata y prostitución forzada, entre otras, todas prácticas silenciadas, infra denunciadas, difíciles de detectar y cuantificar, que suponen deshumanización y la manifestación más brutal de discriminación y violencia hacia las niñas y mujeres, como ya hemos puesto de manifiesto desde nuestra Asociación. Ejemplos actuales los encontramos frente a nuestras narices. En el territorio palestino ocupado ilegalmente por Israel desde el año 1967, los crímenes de lesa humanidad y el genocidio contra la población palestina se encuentran en su punto más álgido desde el pasado 7 de octubre de 2023 y la comunidad internacional poco hace. Desde esa fecha, se ha documentado la muerte de más de 22.000 personas, de las cuales el 70% son mujeres, menores y personas ancianas (De Grado, 2024). Pese a las dificultades investigativas y de levantamiento de información que rodean este escabroso escenario, se ha podido documentar que, además de los asesinatos y traslados forzosos, las mujeres se han visto sometidas a un sinfín de violencias, muchas de las cuales tocan directamente la esfera de su sexualidad. A modo de ejemplo, podemos mencionar que han debido tomar anticonceptivos para detener su ciclo menstrual, debido a la carencia de toallas sanitarias y escasez de agua para una higiene menstrual adecuada. Es que el contexto bélico las ha forzado a permanecer muchos días con la misma ropa, incluso ensangrentada y seca (De Grado, 2024). Asimismo, se han producido numerosos casos de infecciones uterinas, lo que obliga a la pronta extirpación de úteros, con riesgo evidentes de insalubridad, según denuncian organizaciones feministas de la ciudad de Ramal-lah (Bazán y Baena, 2023). Desde el comienzo de los ataques, han nacido 20.000 bebés en la Franja de Gaza, es decir, 1 cada 10 minutos (UNICEF). En la actualidad, hay más de 50.000 mujeres embarazadas y ocurren 160 partos al día, en condiciones desastrosas debido a la saturación de los hospitales; cesáreas sin anestesia, altas tempranas por falta de personal, partos en la calle –entre escombros o bajo las bombas– con riesgos altos de contraer infecciones y prematuros por la situación de estrés generado por la guerra, que muchas veces no pueden vivir porque las incubadoras dependen de la electricidad, la que es interrumpida en los períodos de ataque (Bazán y Baena, 2023). Las condiciones sanitarias, como son la dificultad de acceso a los servicios de salud y medicación y, la falta de equipos de atención médica e instalaciones configuran una crisis que afecta de manera particular y desproporcionada a las mujeres y sus hijos. Asimismo, la escasez alimentaria también afecta en mayor medida a mujeres, niñas y […]

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