«Un sistema de cuidados justo comunitario, requiere de la economía social»
El sector de los cuidados y asistencia del hogar en España tiene rostro de mujer inmigrante. Euskadi no es ajena a esta realidad. Desde la Asociación de Mujeres Inmigrantes Malen Etxea, hemos observado en los 20 años de trabajo con nuestras socias que casi en su totalidad se desarrollan en este sector, que la situación laboral sigue la línea de explotación, invisibilización y esclavitud. Las políticas sociales ejecutadas desde las instituciones estatales no están contribuyendo a que estos servicios de cuidados sean justos.
Por ello desde las socias de Malen Etxea, nace la Asociación de Trabajadoras Inmigrantes “Bizitza Zaintzeko, cuidar la vida”, es una herramienta social y política para mejorar los servicios de cuidados en domicilio. Las mujeres que forman parte de ello comenzaron su carrera profesional cuidando a mayores, soportando años de irregularidad administrativa, e incluso condiciones precarias laborales. Para hacerle frente a esta realidad se plantearon estudiar y formarse en el sector de cuidados para alcanzar sus objetivos que es «visibilizar y dignificar el trabajo de cuidado». La experiencia que ronda entre 10 y 15 años en esta labor más la formación adquirida respaldan sus servicios.
Toda estos logros ha sido parte de la misma evolución de las mujeres inmigrantes desde un punto personal y profesional, porque a la fecha no ha existido apoyo por parte de las autoridades Vascas. Ahora exploran el ejercicio de sus funciones en condiciones dignas, con control sobre su tiempo y en respeto.
«El modelo que Bizitza Zaintzeko, pone contra el espejo el error en el diagnóstico de las política de cuidados del Gobierno Vasco, y en particular de la Diputación Foral de Gipuzkoa, que es olvidarse que el modelo actual de cuidados vascos se sostiene con la explotación de trabajadoras inmigrantes en los hogares, sus políticas no rompen con los estereotipos, ni con la visión clasista que tiene la sociedad sobre el trabajo que se realiza en el interior de los hogares», dijo Silvia Carrizo socia fundadora de Malen Etxea, durante su participación en el simposio «Cuidados, Mercados y Economía Social», del III Congreso Internacional «El Cuidado de Mayores y Dependientes: «Los Cuidados de Larga Duración: Compromisos Sociales y Políticos», organizado por la Universitat Rovira I Virgili».
A esto se le suma la naturalización con la que se consideramos el trabajo de hogar y cuidados como un solo espacio, produciendo confusiones que inciden directamente en el tema central y es que cuidado es un derecho que debe ser garantizado por las políticas públicas. Mientras que el trabajo de hogar contratado es un servicio, «históricamente solo es posible para las clases medias altas. No existe el derecho a que pasen la aspiradora en mi casa, ni que laven la ropa, pero sí existe el derecho a vivir en un entorno cuidado, limpio, amable cuando no puedo hacerlo por mis propios medios», resaltó Carrizo.
En esa ponencia que se realizó a principios de septiembre en el campus Catalunya, Ivonne Robles León, socia de «Bizitza Zaintzeko, cuidar la vida», planteó que existe un error de diagnóstico en los programas de cuidados en Gipuzkoa cuando pueden ser “Etxean Bizi” “Herri Lab” o cualquier otro, no tienen en cuentan a las internas.
«Porque por mucho que Bizitza Zianzeko y otras cooperativas de trabajadoras como las que hay en el territorio tengamos principios de responsabilidad social y de cuidados justos, apostemos por economía social, no persigamos fines de lucro, mientras la Diputación Foral de Gipuzkoa siga abonando una ayuda de 500 euros por una cuidadora profesional que la familia puede contratar bajo el régimen especial de Trabajadora de Hogar como interna por el Salario Mínimo 1.134 euros, por mucho que nos duela no va a contratar a una cooperativa que promueva cuidados justos», dijo Robles,
Además agregó que esta dinámica se convierte en un regalo para las familias de las personas dependientes, pues por 600 euros mensuales tiene una trabajadora profesional 24 horas, 365 días al año. «A las administraciones y a las familias les sale muy barato tener a sus mayores bien atendidos y en casa como sugieren todas las políticas progresistas. Las condiciones laborales de la trabajadora, el trabajo decente no es un tema que le importe a la familia que contrata, ni al gobierno».
Carrizo y Robles insisten en que las políticas y servicios de cuidados son activadas por políticas y leyes que establecen el derecho al cuidado por ello “trabajo de hogar y cuidados” debe ser el espacio donde se debe definir el marco de aplicación de las políticas de cuidados en domicilio que es a su vez el ámbito más importante por la duración que estos cuidados implican y porque es más que sabido que las personas quieren permanecer en su entorno el mayor tiempo posible.
Desde la experiencia de Bizitza Zaintzeko, indican que es prioritario
➔ Erradicar el trabajo de interna como modelo de cuidado
➔ Derogar el Régimen Especial de Trabajadora de Hogar del Real Decreto 1620/2011, y establecer el trabajo de hogar y cuidados como un sector más de la economía.
➔ Reformar de la Ley de Dependencia y de todo el sistema del Servicio de Atención a Domicilio,
➔ Revisión de las ayudas a la dependencia y su instrumentalización efectiva, en definitiva.
➔ Es urgente una Ley de Cuidados Universal adecuada a lo que la propia Estrategia Europea marca, que los cuidados de larga duración deben ser de alta calidad accesibles y asequibles, universales, deben permitir a las personas que los necesitan mantener su autonomía durante el mayor tiempo posible y vivir con dignidad.
La economía de los cuidados debe ayudar a proteger los derechos humanos, promover el progreso social y la solidaridad entre generaciones y luchar contra la exclusión social y la discriminación, y debe contribuir a la creación de empleo que es lo que estamos proponiendo desde las organizaciones como las nuestras y para esto se necesita decisión política y una voluntad de cambio transformadora, reitera Carrizo y Robles.