Artículo original de M. Laure Rodríguez Quiroga. Fuente: WebIslam
El islam vino a elevar la posición de las mujeres en una sociedad patriarcal. Hoy en día, muchos de esos derechos han sido apartados obviando las Sagradas Escrituras.
Es cierto, que la visión que se ha creado sobre el islam, tiene una evidente carga negativa en la que subyacen una serie de estereotipos y prejuicios que alimentan el imaginario colectivo y donde especialmente las mujeres musulmanas somos clasificadas bajo la etiqueta de sumisas y carentes de derechos.
Siendo objetivos, y teniendo en cuenta las fuentes de las que se nutren la mayor parte de la sociedad, es lógico pensar así.
En reiteradas ocasiones sale en escena la realidad de mujeres lapidadas en Afganistan, quemadas en Pakistan, mutiladas en Ghana y un larguísimo etcétera de prácticas culturales que dejan en entredicho el concepto de justicia proclamado por el islam.
Sin la necesidad de traspasar las fronteras, los medios de comunicación se hacen eco de noticias, también reales, de situaciones cometidas en el territorio español, tales como la retirada de niñas del sistema educativo o los escandalosos matrimonios forzados de menores con hombres adultos en el país de origen, algo que, sin duda alguna, no hace sino corroborar esa imagen preestablecida.
Pero ¿es realmente el islam el causante de estas atrocidades? La opresión a la que se hace referencia, son el resultado de la aplicación de prácticas culturales ajenas al islam.